Por Fernanda Noriega
Hemos hablado anteriormente de “las ventajas de andar a pata” y es que ¡son muchísimas! Como descubrir rincones interesantes de la ciudad, admirar la belleza arquitectónica, disfrutar de un día de compras en las tiendas de artesanías, o bien, sacar un par de fotos increíbles para inmortalizar tu visita a San Miguel de Allende; sin embargo, en esta ocasión te hablaré de una de mis actividades favoritas, especialmente cuando el clima es agradable y el sol comienza a reposar sobre el horizonte: visitar los miradores de la ciudad.
Empezando porque existen dos, aquel que se encuentra en la Salida Real a Querétaro y el del Caracol, que se ubica sobre el libramiento Manuel Zavala. En ambos, la vista panorámica del Corazón de México es espectacular… Imagina la belleza y la tranquilidad de admirar las cúpulas de las iglesias, la puesta de sol y el sonido de las campanas a la distancia; sin duda salen fotos buenísimas y también es una excelente oportunidad para encontrar un rinconcito en dónde leer un libro mientras el sol se esconde.
Este lugar es especialmente bonito cuando las jacarandas están en flor. No sólo encontrarás las flores púrpuras justo ahí delante —perfectas como primer plano para tu foto—, sino que podrás ver la dispersión del color púrpura por toda la ciudad de abajo. Esta escena se produce a mediados de abril y dura hasta junio o julio.
Ahora bien, alrededor del Mirador de Salida a Querétaro encontrarás varias tiendas y puestos con venta de artesanías, establecimientos en dónde comer como carnitas o el restaurante Los Milagros, que tiene una vista inigualable.
En el Mirador del Caracol, el escenario es distinto, ya que no hay muchas cosas cerca pero, la ventaja, es que puedes estacionar tu auto y pasar unas horas disfrutando de una buena compañía mientras comienza la noche.
No importa cuál de ellos elijas, estoy segura de que después de visitarlos estarás de acuerdo conmigo en que San Miguel de Allende se disfruta mejor desde las alturas.