Por Fernanda Noriega
Vivir en San Miguel, o bien, visitarlo, requiere que constantemente nos formulemos una pregunta en nuestra mente: “¿Qué se esconde detrás de esta puerta?” Esta colonial ciudad, rica en historia, tradición, belleza pero también en secretos merece que no pasemos ningún detalle por alto.
Por ello, en esta edición de Encuentros te contamos acerca de una de las construcciones más emblemáticas pero poco turísticas de nuestro querido San Miguel. En esta ocasión esta pieza arquitectónica no guarda precisamente una linda historia, pero no nos adelantemos, su nombre ya nos revela algo que tal vez no nos detenemos a pensar lo suficiente: La Casa del Inquisidor fue el hogar de Victorino de las Fuentes, quien en su época fue uno de los más importantes asesores del Tribunal de la Inquisición o, como algunos le llaman aún, “la Santa Inquisición”.
El edificio, que fue terminado de construir en el año de 1870, presume una fachada de piedra labrada al estilo francés neoclásico, por lo que podría decirse que “no combina” con el estilo de otras construcciones como la Parroquia de San Miguel Arcángel u otras casonas dentro de la misma zona. La Casa del Inquisidor, en comparación con otras, es una casa pequeña pero que porta un ostentoso lujo.
Victorino de las Fuentes, como comisionado del Santo Oficio del pueblo, no solo utilizaba la construcción barroca para habitarla, sino que también para realizar sus tareas eclesiásticas castigando en su interior a aquellos que se consideraron “traidores” a los mandatos de la religión católica; aún si no eres creyente, resulta tan perturbador como interesante conocer la historia que, como mencionamos al principio, “se esconde detrás de una puerta en San Miguel”.
Actualmente el edificio es propiedad privada, desde el 28 de julio de 1982 la casa fue declarada por el entonces Presidente de la República López Portillo como Monumento Histórico. Te recomendamos que la próxima vez que te encuentres dando un paseo en el centro de la ciudad, eches un vistazo al número 36 de la calle Cuadrante para apreciar cada detalle de la enigmática casona.