Por Fernanda Noriega
El pasado viernes 17 de junio, durante la Fiesta del Libro que se realizó por primera vez en San Miguel, se llevó a cabo la presentación de algunos libros de escritores guanajuatenses. Un nombre en particular llamó mi atención —Cartografía de las Vírgenes—, así que decidí asistir a esa presentación y de paso aprovechar para entrevistar personalmente al autor, Daniel Aguilar Torres.
Al comenzar la entrevista formulé mi primera pregunta:
—¿Por qué decidiste titular tu obra ‘Cartografía de las Vírgenes’?
—Bueno, el libro consta de una recopilación de cuentos que se suscitan en el barrio del Coecillo, una colonia de León, Guanajuato, en donde viví varios años de mi vida y en donde puedo decir que hay murales de la virgen casi en cada esquina. El punto es que… Yo soy una persona muy mala para recordar los nombres de las calles, y mucho me guiaba por estos murales: “del mural de la Virgen de Guadalupe a la derecha, está la tortillería, y del mural hacia la izquierda está la tienda de abarrotes”… ¿Me explico? Cartografía de las Vírgenes. Comentó Daniel, y podría decir que con ese mismo toque de espontaneidad y ligereza se desarrolla el libro.
Aguilar estudió Cultura y Arte, radica en la ciudad de León, Guanajuato, es amante del cine, la lectura, los juegos de mesa y es un buen catador de cerveza. Para él, haber publicado su primer libro es el inevitable resultado de las vivencias acumuladas, de las historias escuchadas, de la cultura que le rodea y de ese tinte agridulce que tiene la vida ahí, en su querido barrio.
“No es común esta soltura en el manejo de voces, estilos, juegos tipográficos y sonoros en un primer libro; el talento de Daniel Aguilar Torres permite que este sea un texto vivo, que aúlla y canta en nuestras manos”, señaló Ana García Bergua, escritora que fue tutora de Daniel durante el Seminario de Cuento Efrén Hernández 2019, en donde comenzó la realización de la obra con el apoyo también del Fondo para las Letras Guanajuatenses.
Personalmente, leer Cartografía de las Vírgenes resulta una experiencia emotiva, divertida… Agridulce, pero encantadora.