Por Fernanda Noriega
Hay un rincón en el sur de nuestro país que tiene algo en común con el Corazón de México: Oaxaca es la única ciudad —además de San Miguel— en donde puedes encontrar mojigangas, aunque en Oaxaca, tierra del mezcal, se les conoce como “Calendas”.
Esta tradición, sin embargo, es una resignificación de los Gigantes de España que, tras la Conquista, llegaron a nuestras tierras para quedarse a nuestro modo. Actualmente, las mojigangas, que son esos seres de hasta 6 metros y pasean por las calles de San Miguel vestidos de algún personaje importante o simplemente caracterizadas de manera cómica, son hechas de papel maché, telas y pinturas textiles; algunas tienen una base o “esqueleto” de herrería y ¡llegan a pesar hasta 30 kilos! Por lo que portar una mojiganga resulta ser una tarea agotadora sobre todo al momento de hacerla bailar al compás de la banda o el mariachi que a todos nos encanta.
En San Miguel es común verlas caminar por ahí como si de una persona normal se tratase, o bien amenizando eventos tradicionales, de hecho se ha vuelto ya un símbolo el par de novios mojigangas que alegran las bodas, ¿los has visto?
En San Miguel existe lo que la gente conoce como “la Casa de las Mojigangas” en donde son fabricadas con diferentes caracterizaciones: seguramente has visto a la mojiganga de Cantinflas, Frida Kahlo, o aquellas que hacen homenaje a personalidades importantes para los sanmiguelenses. Si te gustaría aprender a hacer una mojiganga hay un taller de Cartonería en el Instituto Allende, el cual resulta muy útil para fabricar también alebrijes y otras figuras que hacen alusión a nuestras raíces y ancestros.